Leo Messi ha defraudado, una vez más esta temporada, a todos los
barcelonistas. "La Pulga" continúa estando lejos de su mejor nivel y lo
ha vuelto a demostrar ante el Atlético de Madrid, un rival al que no ha
marcado en ninguno de los seis enfrentamientos de este curso.
Leo Messi ha vuelto a las andadas, una vez más, en otro momento
decisivo para el FC Barcelona. Quien hasta no hace mucho era el héroe
del barcelonismo por sus gestas, goles, asistencias, espectáculo y
superioridad, ha decepcionado de nuevo a los seguidores culés después de haber pasado completamente desapercibido
contra el Atlético de Madrid, a quien únicamente ha podido marcar un
gol en dudoso fuera de juego durante los noventa minutos. El resto del
tiempo se lo ha pasado caminando, bajando a buscar el balón hasta el
centro del campo o bien regateando a rivales demasiado lejos del área
contraria.
En defensa del argentino hay que decir que no ha sido el único que no ha dado la talla
este sábado en el Camp Nou, y que todos los ojos se fijan en él porque
está considerado como uno de los mejores -sino el mejor- del mundo, por
lo que debería haber liderado al equipo en intensidad, sacrificio y
ocasiones. Sin embargo no ha sido el caso, y consciente de su bajo estado de forma, Messi parece haber caído en un bucle interminable. Juega mal, se pone tenso y nervioso para intenta mejorar y, consecuentemente, termina jugando todavía peor.
Si bien es cierto que quizás haya corrido más en este partido que en la
final de Copa del Rey o los cuartos de final de la Champions League, se
nota que desde la lesión no ha vuelto a ser nunca el mismo. Ha
continuado marcando goles, pero la mayoría de ellos a balón parado y los
demás sin ofrecer la superioridad de antaño, en que se marchaba de
defensores rivales realizando sus típicos eslálons para luego colocar el
balón en el fondo de la red.